DE VUELTA A LAS TRINCHERAS
Volver a ser tutora es volver a las trincheras; bajar a los infiernos de la responsabilidad psicológica; tratar de dar forma al caos de "mi niño no es así" y "no sabemos que hacer con él/ella"... vamos, volver a reunirme con padres, tutores, alumnos y demás fauna.
Hace dos años ya lidié con las mamás supreprotectoras y los papás exigentes; es volver a empezar, sabiendo que si no marcas los límites, se te comen la zona. Ahora sé que cuando te ofreces a algo, te toman la palabra, la mano y el brazo. Pero ahora soy más mayor y, por lo tanto, más sabia: las heridas abiertas ya no sangran, aunque sí recuerdan los errores del pasado. Es lo que me repito mientras conduzco por la autopista; "no volveré a dar mi teléfono personal"; "cuando acaban las clases, acaban los problemas", etc, etc...
Nos engañamos, no somos máquinas, no podemos desprogramarnos y como seres humanos sufrimos de la estúpida enfermedad de la benevolencia, la enfermedad de la empatía y el exceso de paciencia. ¿Volveré a cometer los mismos errores, si me dejan? Por ahora, con librarme de este catarro, me sobra ...
2 comentarios
Patricia -
La Noria -