VOY A VIVIR CON EL HOMBRE INVISIBLE
Toda esta situación me está haciendo darme cuenta de qué clase de futuro nos espera.
Viviré con el "hombre invisible", que madruga muy temprano y que no vuelve hasta que anochece. No hace falta irnos tan lejos, hoy en día ya sufro los efectos; sobre todo cuando voy a las inmobiliarias y le explico a la "Mari Pili" de turno que hay que ver el piso a partir de las ocho de la tarde. Ella, con los ojos fuera de sus órbitas, me dice: ¿pero si a esa hora casi no hay luz? Y a mí sólo me queda encogerme de hombros y asentir.
Igual de invisible parece ser F. cuando ya estamos dentro del piso. No hace ni una pregunta, sólo mira, como llevado por un éxtasis frenético, se acerca al armario empotrado: lo mira, lo palpa, lo siente ... pero no dice ni MU.Cuando salimos del piso es peor; llega la hora de las preguntas.
-¿"Te ha gustado?"
-"Habla primero tú"
-"No, tú"
-"Prefiero saber tu opinión"
Y, así, en un bucle que lleva al infinito, pero a ninguna decisión. Aún así, prefiero al hombre invisible, que a La Masa, ¿no?
2 comentarios
maría -
jio -
a mi la masa me mola, ahí toda verde enterita como una lechuga, en cambio al invisible, prrrrrt.... :-P