DE SEMANA SANTA
Entre las mortificaciones que me aplico estos días, quiero destacar dos: lo que llaman baño y cocina reformada y edificio recientemente rehabilitado. Ambas son espejismos peores que las tentaciones que se le aparecieron a Jesús en su estancia de cuarenta días en el desierto.
Por cocina y baño reformado se entiende que hemos cambiado quizás un grifo, o la pila del lavabo que estaba ya verde de óxido, y -¡lo mejor!- le pongo una mampara al baño... y reformado.
El edificio recientemente rehabilitado supone también un tema peliagudo: mano de pintura por aquí, limpieza por allá y las tuberías ... ¡ni tocarlas! Ya tiene su piso de 150 años, que a ojo de buen ciego, podría pasar perfectamente por uno de... 149.
Os dejo, porque continúa mi penar por las calles de esta ciudad ... por lo menos no voy disfrazada de cucurucho :P
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Nicolás -