TODO TIENE UN PRECIO
Últimamente estoy enganchada a una página de internet, de ésas donde puedes comprar casi cualquier cosa. En realidad, nunca compro nada, pero sacia mi morbo de saber que si tuviera 50 millones podría comprarme ese pisito de 40 metros reformado de lujo o ese Audi A 3 con pintura metalizada y, según su dueño, ni un sólo rasguño.
¡Tonterías! A mí lo que me gustan son las cosas más "frikis": la mesa estilo oriental traída de la mismísima Thailandia, o el pequeño electrodoméstico que hace de todo, con ese nombre extranjero tan sensual. Lo que me gusta de esta página es que todos los vendedores son particulares y, sobre todo, que incluyen fotos: caseras, borrosas e, incluso, ¿trucadas?
Cuando aún estudiaba (ja,ja, ja ...) en unos de los cursos de doctorado vino una "especialista" a hablarnos de la ESCOPOFILIA, una enfermedad consistente en la necesidad de mirar, espiar, y que esa buena mujer atribuía especialmente a las películas de Buñuel. En fin, creo que sufro de ello: soy una "scopofílica" de internet. Me encanta mirar las cutradas de los demás.
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Elsita -