EL LABERINTO DEL MINORITARIO
Pero mi vida ahora es un laberinto, un continuo "deja vù" ... ¿será porque echo tantas cosas de menos? -y en "cosas", incluyo a algunas personas, claro-.
La ciudad "sin AVE" se me queda pequeña para mí. Prefiero "la ciudad del viento" con sus ruidos y sus humos, con mi novio y mis amigos. Aquí, todo el mundo se conoce: se saludan en el autobús, por las calles, en las tiendas, a lo lejos ... y a mí se me hincha la vena asocial cada vez que lo veo.
Prefiero el anonimato de la gran ciudad, la sensación de que no todos saben lo que está haciendo, la atracción que se siente hacia lo absolutamente desconocido, y no saber que ése que tengo enfrente es Manolito, mi vecino del sexto.
Prefiero que las calles sean infinitas, y no que te recorras todo el centro en diez minutos, con parada de habituallamiento.
A veces, la amabilidad de la gente resulta tan siniestra que piensas que sólo estás en un círculo concentrico, del que no saldrás ....... ¿nunca?
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Drae -