Hoy, se nos presenta el caso de... digamos, N.R.D, que está perdidamente enamorada de un amigo. En la primera sesión, en mi consulta "barítima", le aconsejé dosis de indiferencia y le receté pastillas de "evitación". Todo ello bajo un
leiv motiv :
"si sufres, plantéatelo el próximo domingo". El paciente respondió bien a la terapia y consiguió recibir llamadas del sujeto en cuestión, lo cual produjo en ella efectos secundarios de gran ilusión.
Pero hace unos días toda la terapia se fue al carajo: ayer se lo encontró, y tras horas de indiferencia, recayó : envió un msm, proponiéndole ir al cine.
Os invito a que dejéis comentarios de apoyo a N.R.D
en mi weblog.