AVISO A NAVEGANTES: NO TODOS SOMOS IGUALES.
Actualmente trabajo como promotora de una tarjeta de crédito bancaria(empieza por V y acaba por A, y todos sabemos lo que va dentro) patrocinada por un hipermercado cuyo nombre no me atreveré a invocar.Lo cierto es que dicha tarjeta es gratuita y, en principio, accesible para todo cliente de dicho comercio o para todo aquel que emplea sus tardes en pasear sin rumbo fijo por un centro comercial. Sin embargo, en la información proporcionada por la ETT a las promotoras lo deja bien claro: ¿Quiénes son nuestro objetivo? cito textual- personas entre veinticinco y sesenta y cinco años, amas de casa con maridos con empleo fijo y habitantes de la UE no extracomunitarios.
Así que ya os podéis imaginar, cuando se me acerca el jubilado de turno (especie muy extendida en esos lares) con mucho tiempo y con muchas ganas de hablar, tengo que driblarle y evitar su mirada inquisitoria. Lo mismo me ocurre con extensas familias de ecuatorianos; nigerianos; etc.
Así que ya os podéis imaginar, cuando se me acerca el jubilado de turno (especie muy extendida en esos lares) con mucho tiempo y con muchas ganas de hablar, tengo que driblarle y evitar su mirada inquisitoria. Lo mismo me ocurre con extensas familias de ecuatorianos; nigerianos; etc.
Pienso que alguna entidad financiera "haría el agosto" si se atreviera a contratar una tarjeta de crédito a esos individuos sospechosos, porque realmente son quienes demuestran un interés ferviente en poseerla.
Quizás porque lo prohibido es lo que más nos atrae, ¿no?
2 comentarios
la niña gusana -
cristo 2.0 -